




















A partir de esta experiencia y la de estar años anteriores en Chile cubriendo el mismo evento, me gustaría rescatar en esta entrada algunas reflexiones y observaciones comparativas de como funciona una marcha en ambos países.
A pesar de que la consigna es la misma, si pude notar que el proceder de la fuerza policial es significativamente distinto en ambos lugares. Dejar en claro que esto no quiere decir que este a favor de uno o del otro, todo lo contrario, la violencia policial es una asquerosidad que reprocharé siempre, pero me parece correcto plasmar esta comparativa para mostrar a quien lea esto que en Chile en cada manifestación, somos víctimas de abuso del poder policial.
Me gustaría partir comentando que en Chile no existen estrategias de contención para las marchas. Da la impresión que una marcha es una especia de bomba de tiempo que tarde o temprano explotara, que si o si terminara con una batalla entre la gente y carabineros, y que siempre se destruirán vienes materiales tanto de privados como públicos. La verdad es que lamentablemente esto es verdad, pero es curioso como en la CDMX pude ver estrategias no violentas por parte de la policía justamente para evitar todo este tipo de accionar. Pareciera ser que mientras en Chile la consigna de carabineros fuera "Esperar para atacar" en la CDMX es "Contener y esperar"
Por ejemplo se me hacía curioso ver que durante la gran mayoría del tiempo la marcha pacifica (por así llamarla) iba escoltada por un alto número de policías femeninas a sus lados, conteniendo así, el desborde de grupos violentos infiltrados dentro de ella. Esto en Chile también ocurre, pero solo en las marchas de extrema derecha y con la finalidad de resguardar la integridad de los participantes. ¿Extraño no? Los infiltrados normalmente son carabineros que buscaran ellos mismos crear desórdenes para deslegitimar la manifestación ante la opinión social.
Al momento de que algún grupo más "radical" hacía algún tipo de desmadre, desorden, o alteración de la normalidad (jajaja) iba un gran número de contingente policial a encerrar a este grupo de manera literal en un círculo de escudos y cascos no violentos que no permitían que ese grupo saliera de esa encerrona. Logrando así aislar a estos grupos "radicales" hasta que los ánimos se enfríen. En Chile también existen las encerronas pero con la finalidad de agredir y tomar detenida a la mayor cantidad de personas posibles.
A la hora de la "batalla" no me toco ver ni balines de goma, ni gases tóxicos, ni agua con químicos, ni armas de fuego. Tan comunes incluso en las marchas más pequeñas de Chile. La violencia intentaba ser disuelta con gas de extintores de fuego, bombas de ruido y escudos. Solo cuando la situación se salía de control utilizaban el gas lacrimógeno, que a diferencia de Chile, solo me toco sentir su agradable aroma unas tres veces en todo el tiempo que estuve ahí.
Pequeñas diferencias que no justifican en nada el actuar violento de las policías de ningún país del mundo. El abuso policial lamentablemente se hace más común día a día en muchos países, y nos siguen tachando de rebeldes, terroristas, y psicópatas, por reaccionar a provocaciones que la misma policía deliberadamente hace contra nuestra integridad.